sábado, 21 de febrero de 2015

Los tejidos del mundo

Gladys tejiendo. Foto

Entretejemos la paz en cada acción que enfrentamos, en los pensamientos, en los sentimientos, en lo que guardamos. Todo está unido, no existe desprendimiento en el universo.

Las manos son el canal de apertura, los pies, la mirada más allá de los ojos, por eso creamos. Los dedos tienen pisadas de atletas: corren, saltan, se detienen a descansar en los banquitos que construimos en cada nudo que hacemos para sostener los colores que nos cubre. No es menos cierto entonces que somos amarre y entorchados, círculos en movimiento para subsistir.   

Tener una pieza tejida en nuestro cuerpo es un retrato de lo que somos, es ahondar más en nuestra identidad.   

El tejedor y la tejedora son redondez necesarios para seguir atado a esta gran esfera de amor y de confraternidad, por eso los dedos son como niños eternos andando sobre sus sueños, cabalgando las emociones. Cuando consigues a los tejedores por allí, los ves alegres, ilusionados con sus redes cual arañas construyendo sus casas, por cierto, respecto a esto, no disuelvo dichas viviendas arañeras porque es un irrespeto. Cuando limpio mi espacio omito la zona de estos brillantes animales, es como cuando realizas una pieza con tanta devoción y alguien te la deshace. Es triste y lamentable que eso pase porque construyendo caminos entre hilos, alambres y todo material que sea vulnerable a la red, elevamos la verdadera paz que nos conforma.   


Gladys Urbina
Artesana del tejido de Caracas

Arte-Sano agosto 2014

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