jueves, 12 de febrero de 2015

La Feria Itinerante Reflexión acerca de una experiencia sobre el trabajo de calle

Foto; Feria Itinerante



“Existe un arte para ser admirado, contemplado.
El nuestro, en cambio, aspira a ser participado y compartido”.

Creemos en la necesidad de generar espacios de encuentro donde exista un ambiente de mutuo respeto y la convivencia, sea la finalidad de nuestras propuestas como entes creadores. En un ambiente prefabricado, ofertado por los vendedores de sueños inalcanzables de una sociedad plástica, nace esta iniciativa como una agrupación, un colectivo diverso que genera conciencia social a través de la discusión y la constante autocrítica. Nuestro entorno, la calle, es nuestra página en donde escribimos nuestra cotidianidad, esperanzada en que otra manera de ser y hacer existan y que es posible mantener, dentro de los muros de la superficialidad, una ética creadora desenvuelta en el ámbito social a través de una cultura alternativa a la establecida. Feria entre la creación de nuevos espacios de pensamiento y desenvolvimiento, entre el rescate del pasado que se retoma para vivir un presente divertido y hacer un futuro más vivible. Entre las ganas de poder errar sabiendo que también es permisivo volver a levantarse.
Ideas concretas materializadas en un proyecto para crear espacios para la reflexión y la acción cultural que, tan igual que un árbol, se planta para obtener un lugar de encuentro armónico entre tanto concreto y hormigón armado. Somos pequeñas iniciativas autónomas encontradas y organizadas para desarrollar propuestas de trabajo participativo en donde nuestras expresiones y sentires, nuestras inquietudes e innovaciones se fortalezcan como una herramienta para entender la dinámica urbana como el cúmulo de experiencias vividas por los seres que la transitan.
Es por ello que La Feria prioriza la obtención del conocimiento a través de la experiencia humana, de las prácticas sociales errantes, de los saberes transmitidos de padre a hija, de madre a hijo, entre la amistad por gusto y no por deber, de la experimentación cotidiana, del tropiezo inesperado con el otro igual, parecido o distinto y del desarrollo de la cultura de la calle emergida de la necesidad curiosa de lo novedoso como comunicadores alternativos, que no siguen patrones prestablecidos ni unidireccionales. Somos creyentes del vecino, de lo vivo y lo vivido, de la generosidad de la tierra y del aire que respiran sueños, de la mar que navega misterios y del fuego impuro pecaminoso. De la equivocación constante, de lo Itinerante.
Artesano Juguetero de Caracas

Fuente: El Arte-Sano mayo 2014

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