ÚN| Arianne Cuárez. A los 16 años de edad, el barquisimetano Luis Piña ya sabía que su misión en la vida era ser un artista. Sus familiares y amigos así lo declaraban, pues desde niño ya demostraba ser bueno para trabajar con las manos.
“Me gustaba pintar en la escuela y lo hacía muy bien. Retrataba a mis maestras y eso me gustaba”, expresa el artesano de 56 años de edad.
Decidió que el cuero sería el material ideal para basar su trabajo y, en la actualidad, lleva cuatro décadas haciendo de todo: desde pulseras y diademas para lucir en el cuerpo, hasta morrales para llevar a la escuela o al trabajo, que hoy expende en ferias itinerantes en la plaza de Los Museos o el bulevar de Sabana Grande.
“El cuero es uno de los elementos más nobles que han sido empleados dentro de la artesanía. No por casualidad nuestros antepasados cubrieron su cuerpo con cuero. Ya desde esa época entendimos lo útil que es este material”, señala.
Confiesa que no sigue normas al momento de crear. “No puedo medir cuánto tiempo trabajo en una sola pieza porque no puedo mantenerme quieto. Siempre estoy trabajando y me esmero por crear diseños propios. Eso a la gente le gusta”.
En la actualidad valora que desde el Estado venezolano se creen programas como Artesaneando para que artistas puedan exhibir su trabajo. Sin embargo, no es suficiente.
“También necesitamos que la materia prima sea accesible para que nuestras piezas se vendan al público a precios módicos. Esto hace más atractivo para las personas lucir artesanía venezolana”, dice.
Fuente: Ultimas Noticias
“Me gustaba pintar en la escuela y lo hacía muy bien. Retrataba a mis maestras y eso me gustaba”, expresa el artesano de 56 años de edad.
Decidió que el cuero sería el material ideal para basar su trabajo y, en la actualidad, lleva cuatro décadas haciendo de todo: desde pulseras y diademas para lucir en el cuerpo, hasta morrales para llevar a la escuela o al trabajo, que hoy expende en ferias itinerantes en la plaza de Los Museos o el bulevar de Sabana Grande.
“El cuero es uno de los elementos más nobles que han sido empleados dentro de la artesanía. No por casualidad nuestros antepasados cubrieron su cuerpo con cuero. Ya desde esa época entendimos lo útil que es este material”, señala.
Confiesa que no sigue normas al momento de crear. “No puedo medir cuánto tiempo trabajo en una sola pieza porque no puedo mantenerme quieto. Siempre estoy trabajando y me esmero por crear diseños propios. Eso a la gente le gusta”.
En la actualidad valora que desde el Estado venezolano se creen programas como Artesaneando para que artistas puedan exhibir su trabajo. Sin embargo, no es suficiente.
“También necesitamos que la materia prima sea accesible para que nuestras piezas se vendan al público a precios módicos. Esto hace más atractivo para las personas lucir artesanía venezolana”, dice.